Apenas el peluquero escuchó que habían encontrado a Ojitos, no dudó.
Se contactó con la chica que lo había rescatado y decidió adoptarlo.
Lo recibieron con alegría en la casa, como si siempre hubiera sido parte de la familia.
Y luego, al peluquero se le ocurrió algo: llamarlo al ciclista...
El ciclista pasó por la peluquería para cortarse el pelo y...
se sorprendió al encontrar a Ojitos.
Se había enterado de los rumores que lo señalaban, pero él no tenía rencor.
Al contrario: estaba feliz de verlo bien. Se sacaron una foto juntos,
como para cerrar el chisme y dejarlo todo en paz.